Perfiles del rehumanismo del siglo XXI
Desde los orígenes de la filosofía, dos concepciones
antropológicas incompatibles que luego el cristianismo y sus contrarios
han llevado a sus últimas consecuencias, están entablando hoy un duro
combate: aquella según la cual la materia explica al hombre y aquella
según la cual no lo explica. Materialismo y espiritualismo. Azar y
providencia. Ateísmo y teísmo. Inmanencia y trascendencia. O el hombre
es un animal terrestre o es un animal celeste. O es un accidente cósmico
o es en el cosmos lo único semejante a su autor.
El humanismo y la exaltación de la "dignitas hominis"
El
concepto de humanismo tiene tradicionalmente dos significados. Por un
lado, se refiere a un cuerpo de estudios que se inspira en los autores
clásicos, paganos y cristianos. Se habla entonces de los studia humanitatis
que se oponen al rigor de la escolástica y que caracterizan el
pensamiento del Renacimiento, en la actitud de reapropiarse su pasado.
El retorno a los orígenes como apuesta de futuro
En
esencia, el humanismo es un fenómeno cultural cuya nota central es la
intensificación del recurso a los valores de la civilización antigua y,
sobre, todo, la latina. Dichos valores no sólo eran los expresados en la
obras literarias de la Antigüedad, sino también las jurídicas, las
filosóficas, las artísticas y las científicas.
Petrarca y el elogio de la vida solitaria
La vida solitaria
es el título de una obra en la que Francesco Petrarca trabajó durante
años, sin decidirse a darla a conocer hasta mucho después de haberla
concluido. Afirma el autor que no se trata de un texto dirigido “al
vulgo ignorante”, al cual da por perdido dado su analfabetismo, ni
tampoco a quienes practican la que él llama la “letrada estulticia”, es
decir, a aquellos que se interesan por las letras únicamente para hacer
ostentación de su conocimiento, descuidando la dimensión moral y
espiritual que tienen y les dan valor.
El prototipo del sabio cristiano en Erasmo
Erasmo sustenta su ideal de sophós en tres pilares básicos: la libertad, la tranquilidad y el placer (libertas, tranquillitas, voluptas).
La renuncia epicúrea que el humanista holandés propone, un apartamiento
de los falsos placeres mundanos, del bullicio y de las tareas cívicas y
políticas, es un requisito imprescindible para la independencia del sophós, que tratará de reducir al mínimo la dependencia del exterior.
Rodolphus Agricola, prototipo del entusiasmo humanista
Agricola
perteneció a la tradición del humanismo literario que arrancó con
Petrarca y continuó con Salutati, Bruni y Eneas Silvio Piccolomini, una
generación a la que imprimió una dirección crítica y erudita el gran
Lorenzo Valla. Resulta llamativo el gran volumen de simpatías y
antipatías que compartieron Agricola y Petrarca.
Juan Luis Vives y el ideal de "humanitas"
La
doctrina pedagógica de Juan Luis Vives asume a un tiempo su sabiduría
práctica sobre la enseñanza de las artes liberales y su concepción del
hombre y de la entidad humana, referida a Dios, a la comunidad social y
política, y a la propia e intrínseca estructura personal. Su inquietud
de reforma educativa nace en el instante en que inicia sus estudios en
la Universidad de París (1509), donde estudia durante unos años dos
cursos de dialéctica, y tres de filosofía (natural, moral y metafísica).
Steuco y el origen del concepto de "filosofía perenne"
La
idea de la unidad doctrinal de la humanidad, tan difundida en la
cultura del Renacimiento, alcanzó quizá su más vasta presentación en el De perenni philosophia
de Agostino Steuco, obra publicada en Lyon en 1540. Tal unidad viene
incluso presentada en la obertura de la obra como una consecuencia
necesaria de la unidad del principio del que toda la creación depende:
«igual que uno es el principio de todas las cosas, también ha habido
siempre una y la misma ciencia de él entre todos, como testimonia la
razón y los testimonios literarios de muchas naciones» .
Gianozzo Manetti: elogio de la excelencia del hombre
En el tratado de Giannozzo Manetti (De dignitate et excellentia hominis,
1452), por vez primera, la miseria y la dignidad, dos polos entre los
cuales ha basculado la tradición humanista occidental, parecen
plantearse como temas excluyentes y contradictorios. La obra se escribe
como respuesta al tratado escrito por Inocencia III años antes, titulado
Sobre la miseria del hombre.
Montaigne y la ley divina de la pura obediencia
"La
primera ley que Dios promulgó para el hombre fue una ley de pura
obediencia; fue un mandato puro y simple en el cual el hombre nada pudo
conocer ni discutir, pues obedecer es la obligación propia del alma
razonable que reconoce a un superior y benefactor celeste. Del obedecer y
del ceder nacen todas las demás virtudes, como de la soberbia todos los
pecados", escribió Michel de Montaigne en su Apología de Raimundo Sibiuda, obra en la que muesta un perfil muy distinto al que suele difundirse del autor.
Francis Bacon está considerado como uno de los pioneros del pensamiento científico moderno. Esto lo convierte en un serio candidato a erigirse en paladín del ateísmo, de la increencia y del combate contra toda trascendencia de Dios respecto al mundo y al hombre. Grave error. Como en tantos otros casos, su figura ha sido tergiversada y su legado puesto al servicio de la ideología dominante, de carácter positivista y materialista, en menoscabo de su auténtica hondura intelectual y, sí, espiritual. Reproducimos a continuación un amplio pasaje del prefacio a El avance del saber (1605), cuando ya el Renacimiento en cuanto tal había cedido el testigo a la protomodernidad, pues en él podemos constatar la auténtica vocación del sabio cuyo afán de saber no le obsta para preservar las verdades de la fe y, sobre todo, la dimensión ética del conocimiento, que si no revierte en la mejora de la existencia humana y se limita a la ostentación de datos, se degrada y pervierte: un mensaje, qué duda cabe, plenamente acorde con los postulados del rehumanismo.
El concepto de libertad cristiana en Juan de Valdés
En Alfabeto cristiano, el autor del Diálogo de la lengua
resume la vía del conocimiento y del enamoramiento de Dios en una
serie de reglas sencillísimas, exhortando al mismo tiempo a Julia a
«andar por este camino como señora y no como sierva, como libre y no
como esclava, con amor y no con temor». A esta reforma interior seguirá
caridad y la esperanza. Valdés resume la vía del conocimiento y del
enamoramiento de Dios en una serie de reglas sencillísimas, exhortando
al mismo tiempo a Julia a «andar por este camino como señora y no como
sierva, como libre y no como esclava, con amor y no con temor».
¿De qué modo trata el hombre de imitar las acciones de Dios? Practicando
los mandamientos de Dios, su "ley". Lo que se llama ley de Dios consta
de muchas partes. Una parte, que constituye el centro de la enseñanza
profética, está formada por las reglas de acción que expresan y producen
el amor y la justicia. Liberar a los que están en prisión, alimentar a
los hambrientos, ayudar a los inválidos, son las normas de acción recta
que se repiten continuamente cuando predican los profetas. La Biblia y
la tradición rabínica han completado estas normas generales mediante
centenares de leyes específicas, desde la prohibición bíblica de cobrar
interés por un préstamo hasta el precepto rabínico de visitar a los
enfermos, pero no a los enemigos enfermos, ya que podrían sentirse
incómodos.